Es la esencia de la razón práctica en la era digital: si no quieres que te roben tus cosas, haz que la gente pueda disponer de ellas con facilidad.
Lawrence Lessig, Remix, 2008.
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Acerca de Eduardo Pérez Soler
Reparto mi tiempo entre la curaduría, la crítica de arte y la edición de publicaciones multimedia. He publicado numerosos artículos y reseñas de arte en revistas como Lápiz, Artes de México y a*desk, entre otras. También he curado diversas exposiciones, entre las que se pueden citar Sublime artificial (La Capella, Barcelona, 2002), Imatges subtitulades (Fundació Espais, Girona, 2003) y Processos Oberts (Terrassa, 2007). Formé parte del equipo de dirección de 22a, uno de los más importantes espacios expositivos independientes de la Barcelona del cambio de siglo. Tras trabajar varios años como editor en un gran grupo editorial español, ahora me he embarcado en la creación de Books and Chips, una empresa centrada en la concepción y desarrollo de tecnologías sociales para la educación y la cultura.
El autor afirma: si no quieres que te roben, regala. No es tan bonito, pero yo diría; si no quieres que te roben, crea un marco legal que persiga a aquellos que traten de hacerlo.
Que sea fácil copiar no significa que haya que hacerlo. Eso es la falacia naturalista! Y aquí, querido Eduardo, incurres en ella constantemente.
En todo caso me ha encantado esta frase: es el colmo de los despropósitos! Es capaz de sintetizar fantásticamente una idea, por otro lado, equivocada.
Abraçades,
Roger: sacada de contexto, la frase de Lawrence Lessig parece absurda, pero, en realidad, no lo es tanto. En el libro del que procede la cita –y al que se puede acceder desde el enlace de mi blog– el autor nos ofrece una postura bastante matizada: Lessig, por supuesto, no aboga por la ilegalidad, sino que propone la búsqueda de un equilibrio entre accesibilidad y control.
Intentaré explicar esta idea con un ejemplo con el que creo que todos podremos estar bastante de acuerdo: los editores españoles tradicionalmente se suelen quejar de que, debido a Internet, sus libros han quedado a merced de la piratería. Sin embargo, lo cierto es que, hasta ahora, nunca se han preocupado por posibilitar que los lectores puedan acceder a sus publicaciones con facilidad. Y, cuando lo han hecho, ha sido con unos precios poco ajustados a la realidad o imponiendo a los consumidores unos tortuosos procesos de descarga (véase, por ejemplo, el caso de Libranda).
Sin embargo, ¿qué pasa en mercados como el estadounidense donde empresas como Amazon ofrecen libros digitales que se pueden adquirir sin “fricciones” y a un precio razonable? La respuesta es clara: la mayoría de los lectores opta por comprar, antes que acudir a las descargas ilegales.
En realidad, la eficacia de las leyes “antipiratería” ha sido prácticamente nula (tanto en España como en otras partes del mundo). Sin embargo, los hechos demuestran que es posible hacer negocio con contenidos digitales combinando la accesibilidad con una cierta dosis de control.
Gracias por hacerme de conciencia.
Un abrazo.