La vigilancia ciudadana es posible gracias a la multiplicación de teléfonos dotados de cámara de fotos, la comunicación móvil y las redes de telefonía inalámbricas o los móviles de alta velocidad.
Para hablar de este fenómeno, Jamais Cascio, confundador de World Changing, un sitio dedicado a la tecnología y al medio ambiente, y ahora «futurista» que se reivindica en su blog OpenTheFuture.com, propone invertir la imagen del panóptico imaginado por Bentham y retomado por Foucault y nos invita a crear un panóptico participativo.
«Las cámaras de fotos digitales conectadas a la red y los teléfonos móviles con cámara son las armas de la segunda superpotencia», opina Cascio.
Siguiendo con la inspiración de Foucault, encontramos la misma idea en el término «sousveillance» o «vigilar desde abajo» (utilizado tanto en inglés como en francés). Steve Mann fue el primero en proponer el término. Mann, que es profesor de la Universidad de Toronto, es conocido como el «primer cyborg» por sus trabajos sobre la informática portátil (wearable computing). Las herramientas ya no están en el cielo (como los satélites que vemos en ciertas películas), sino a la altura humana. Y ya no solo las dirigen los que se encuentran en la cumbre de la jerarquía, sino también personas ordinarias.
Francis Pisani y Dominique Piotet, La alquimia de las multitudes, 2008.